Venga va. Si las botellas de agua las promocionan esas pedazo chicas ligeras de ropa, me parece que no hay color. Les gustará la tijera más que a un tonto un lapiz, pero que alegran la vista, la alegran. Además por la noche, ya en plan romántico, no rechazan una buena sidra, que rociada por encima de su cuerpo de la cabeza a los pies y pasando por donde todos estáis imaginando ahora sabe mejor aún. Y dulces y suaves, que bonito, mucho más agradables que ese tal Pumba. No hay color señores, no hay color.