Anda, no me jodas. Húmedo como braga de quinceañera en un concierto de los Jonas Brothers, con las piernas con más tembleque que Forrest Gump cuando le enseña a bailar a Elvis y con el pulmón más reventón que el paquete de Mariñas cuando ve levantarse a Cantizano... y la muy perra sigue sonriendo en cuanto ve una cámara.
En serio, no soy una persona (muy, muy, muy) violenta; pero es que le veo el careto ese y me entran unas ganas de coger un hacha y ...