Espectacular articulo/analisis/reportaje sobre Neymar para aquel que solo lo conozca por Youtube
Todos necesitan a Neymar Jr. Es un recurso único, especial, estratégico, por encima de momentos, preferencias y necesidades tácticas. Conseguirlo era una obligación para aquel provisto del poder, y el FC Barcelona es el elegido. Messi, sus compañeros y el Camp Nou. Era el prestigio hacinado y la grandeza transmitida lo que seduciría a quien se sabe trascendental. La madrugada del sábado al domingo previo al anuncio oficial ya es historia y denota la verdadera realidad del trance. España debe comprenderla para estar preparada. Tras un show 2.0, su comitiva aplazó la decisión final a cuando él quisiese; un teatrillo que magnifica y aclara ante el mundo qué ha pasado: él ha elegido al Barça, y no al revés; es el Barcelona quien se ha ganado que Neymar y Brasil le acepten, y no al contrario. Así lo siente el fenómeno, y ésa es la versión que importa. Solo él va a compartir delantera con Leo Messi durante el próximo quinquenio. La unión entre el Jogo Bonito y El Potrero ha sido consumada. Surgen preguntas. Nace una ilusión. La pelota espera.
Neymar es una mente ambiciosa y creativa que goza de un cuerpo perfecto para jugar al fútbol. Su físico es maravilloso y el principio de su potencial. Hablamos de un niño-mono pequeño, de una estructura muscular de flexibilidad y agilidad surrealistas que le permiten mantener el equilibrio pese a su peso pluma -esquiva el contacto que le tumba- y la irregularidad de sus movimientos. Neymar jamás hizo dos cosas iguales. Su cuerpo es tan, tan elástico que es imposible que dibuje la misma forma dos veces. Además, es rapidísimo y muy resistente. Por eso su imaginación es tan feliz; mejorar en lo técnico era una cuestión de práctica y el resto ya lo tenía. Y practicó mucho, en la arena de Brasil. Con tal calidad, ¿qué busca este portento cuando agarra la pelota? Pasársela a un compañero. Esa es la esencia de este futbolista; a Neymar le gusta recibir, tirar la pared, recibir y tirar la pared. Tenga o no el balón, su vista controla en todo instante el espacio que le rodea, buscando dos cosas: compañeros en los que apoyarse y huecos (que existan o puedan existir) para recibir esa pared que ama. Por supuesto que tiene regate, y seguro que le excita mostrarlo, pero ni es su principal arma ni está muy claro que vaya a poder extrapolarla a Europa -tema en el que luego pararemos-. Lo que sí podrá traerse con más facilidad será su capacidad anotadora. No solo es muy bueno definiendo, sino que se mueve de fábula -rupturas cortas o largas- para conseguir posiciones de gol; aunque es cierto que no tiene el hambre del killer. Ni domina el segundo palo ni la zona de rechazos. Tampoco es que deba hacerlo. No es un “9″. Es un segunda punta eléctrico que aprecia la banda izquierda y adora el carril central.
Aunque tener el balón en los pies es lo que más le gusta, Neymar también juega al espacio. Tanto en distancias cortas como arrancando desde muy atrás, el futbolista sabe ganar la espalda al rival. Su único defecto en este apartado está en la posición; necesita arrancar desde el costado izquierdo para ser profundo. Ahí realiza controles inverosímiles y es muy peligroso. En la derecha el movimiento no le sale de manera tan natural.
Neymar es un futbolista de marcado carácter asociativo. Su principal cualidad –muy por encima de la habilidad en el regate– reside en saber dónde se encuentra el compañero en todo momento. Gracias a una facilidad excepcional para moverse, Neymar es capaz de tirar gran cantidad de paredes en una milésima de segundo. Sin duda, esta es la acción con la que más disfruta, lo que le hace sentirse un jugador distinto y peculiar.
Neymar también tiene defectos. Alguno son crónicos y otros serán pulidos por la experiencia. Lo malo para él y el Barcelona es que, a día de hoy, en Europa se hacen muy visibles. Antes de concretar, es preciso partir de lo general: Neymar lo hace todo muy rápido. A decir verdad, todo lo ejecuta a una velocidad única. Es el tipo que más rápido juega a esto. Y eso no se le puede quitar. Es su identidad y su forma de hacer la diferencia; si jugase más lento perdería sus virtudes. El precio a pagar es la imprecisión. Pierde muchos balones. Tal falta de control sobre el esférico se nota sobre todo en dos gestos: el pase final y el primer toque. Su pase final es un poco sucio, carece de esa sutileza curva que los mejores le dan al esférico. En Europa, con líneas mucho más juntas y por lo tanto menos huecos por donde filtrar la asistencia, sus envíos suelen chocar contra piernas. Aunque más todavía le cuesta el primer toque, el primer control. Su adicción a la verticalidad le daña. Antes de recibir el balón juega con su cuerpo y el de su marca para crearse el metro que le permita salir rápido, pero esa prisa o emergencia le hace caer en la imprecisión, sobre todo porque su control orientado es largo, su pie no tiene pegamento. Dicha salida en largo también es su favorita para regatear, y de ahí que en nuestro continente haya regateado tan poco. Aquí, detrás de una marca hay otra esperando. Su burreo le servirá en el área -donde la velocidad de piernas lo es todo- y en los contraataques; pero no será el nacimiento de su fútbol como lo es, por ejemplo, en el caso de Messi.
Aunque el contacto físico y las marcas son de gran dureza, Sudamérica da ventajas a Neymar. El menor ritmo de juego y los espacios que van surgiendo permiten al brasileño explotar algunas de sus virtudes. En banda es habitual verle realizar grandes carreras desplazando en largo el balón. La ausencia de ayudas defensivas facilita la acción individual. Europa afectará a su regate.
Leo Messi es una amenaza en la carrera deportiva de Neymar. Toda gran estrella requiere un estatus que no se puede compartir, y si el brasileño ofrece el rendimiento que se desea sentirá la (enorme e imparable) necesidad de ser el número 1 de su club. No obstante, eso hoy no importa. Neymar llegará a Barcelona con una actitud humilde y coherente, y disfrutará y crecerá al lado del legítimo rey, a quien él acepta como tal. En lo deportivo su convivencia promete, aunque se vislumbren tantas posibilidades como vicisitudes. Una ventaja es que el perfil favorito de Messi es el derecho y el de Neymar, el izquierdo. En ese aspecto, pueden coexistir sin problemas. Además, la extrema movilidad del brasileño daría aire a Leo, a quien lo que menos le gusta del fútbol a esta altura de su vida es, literalmente, correr. Ocurre que para que se complementen, para que ambos tengan margen y se encuentren con una sonrisa y no forzados, Tito Vilanova deberá cambiar el sistema de juego. La variante del “falso 9″ condena a Neymar a una vida de raya y obligaciones tácticas, y por profesional que sea, el Barça no puede permitirse que su juego pierda alegría. El entrenador estará obligado a desarrollar un nuevo modelo que parta de dos premisas: 1. Una posición más escorada hacia la derecha de Messi que ceda más espacios en el centro; y 2. Que el sistema dé libertad absoluta de movimientos a dos futbolistas, en vez de solo a uno, como hizo Pep Guardiola. El juego de posición (base táctica del Barça post-Cruyff) automatiza los movimientos de los jugadores; en cierto modo es una cárcel. Amplia y flexible, por supuesto, pero hay quien no puede vivir preso ni aunque el mundo entero sea su celda.
Solo cuatro no constaron en la pizarra. Primero Laudrup, luego Romario, después Ronaldinho y más tarde Messi. Son los únicos que hicieron lo que quisieron. Stoichkov, Figo, Kluivert, Riquelme, Xavi, Eto´o, Iniesta y todos los demás jugaron al compás de una canción compuesta. Vilanova es el primer técnico azulgrana ante el reto de diseñar un sistema que ofrezca total libertad a dos futbolistas. Es difícil, pero es factible. Lo que sí es imposible es que los dos jugadores ofrezcan el 100% de sí mismos simultáneamente. Al fin y al cabo, Leo se ha enamorado del medio, y Neymar ha descubierto en los últimos meses que ése es su lugar. Desde que PH Ganso abandonase el FC Santos, la estrella ha tomado responsabilidades en la gestación y la gestión de la jugada, ha pasado al centro y ha bajado mucho más, pillando arraigo a un rol que es clavado, punto por punto, al de Leo Messi en el Barcelona. En resumen, Messi es centro-derecha y Neymar es centro-izquierda. Deberán mutar a derecha-centro y a izquierda-centro. No parece un precio demasiado alto para disfrutar, cada uno de ellos, si todo va bien, del mejor compañero con el que jamás habrán jugado.
u calidad e inteligencia para moverse hacen de Neymar un jugador de espacios reducidos. Su evolución le lleva cada día más al medio, a unas zonas centrales en las que su desequilibrio se vuelve más dañino. En el Fútbol Club Barcelona, esos lugares son exclusivos de Lionel Messi, el gran genio en esta suerte. Hoy, los de Tito Vilanova están diseñados para que Leo reciba en el carril central. Habrá que cambiar cosas.
Messi es uno de los delanteros que más participan en el juego de cuantos se hayan visto. Su descomunal calidad y regate son un arma demasiado potente como para limitarla a los últimos 25 metros. Leo la toca abajo. Neymar ha seguido un camino parecido. Santos, su ex equipo, le ha pedido ayuda en la elaboración y él ha tratado de responder. A priori, es una tarea redundante. Neymar debería perder protagonismo.
La modificación del sistema debería venir acompañada de un cambio de pensamiento. Antes hemos dicho que Neymar es una máquina de perder la pelota, y el Barcelona viene de cinco años durante los cuales ese lance del juego, tan puro, habitual e inevitable, ha sido juzgado como el peor de los pecados. El Xavi de hoy y Neymar representan concepciones del juego diametralmente opuestas. Uno es la lentitud que duerme; el otro, la velocidad que desnorta. Uno es el riesgo irresponsable; el otro, la seguridad enfermiza. El brasileño sabe que en Sudamérica adquirió vicios que no proceden, que ha tomado aposta decisiones equivocadas para su mero disfrute personal; pero lo importante, lo valedero, es que el chico no tiene ningún problema para diferenciar lo malo de lo bueno. Sabe jugar al fútbol. No estamos ante un chupón sin fundamentos. Neymar conoce la decisión correcta, tiene ese talento, pero viene de ser la atracción, el rostro y el dueño de la Liga de Pelé, y deberá asumir que en Europa no hay tiempo para el onanismo -ni entorno mediático que lo tolere, por abierto y comprensivo que sea el del FC Barcelona para con la samba y el carnaval-. Es decir, que en cuanto a ritmo y vértigo tanto el equipo como el jugador deberán hacer el esfuerzo de acercarse el uno al otro. El futbolista, por lo dicho; el Barça, porque su filosofía actual le ha llevado a completar una Copa de Europa mala y en Neymar tiene la oportunidad perfecta para reinventarse. ¿Sentar a Xavi? Es la vía más directa, pero también la más dura. Quizá la menos aconsejable. Pero si todo se tuerce, la única que habrá.
Neymar concibe el juego de manera agresiva. Siempre. Cuando entra en contacto con la pelota, su voluntad es hallar a un compañero con el que ser vertical e incisivo. Nunca deja de intentarlo. Consecuencia de ello, las pérdidas de balón están más que presentes en su fútbol y no es raro verle varias acciones desafortunadas de forma consecutiva. Neymar es así. El contraste con el actual modelo de Xavi Hernández será fuerte.
El Barça de Guardiola aprendió a vivir con el rival metido en su área, pero en los últimos tiempos los culés han tenido dificultades para desequilibrar. Los hombres exteriores no suelen disfrutar de espacios para buscar el desborde. Neymar tiene gambeta, pero sus condiciones son las de un extremo. El brasileño no es especialista en ganar línea de fondo. Eso sí, sabe retener la pelota cuanto desee, dando tiempo a doblar al lateral.
En este punto, el enigmático título del artículo debería ser más comprensible, o al menos eso esperamos. El FC Barcelona debe cambiar muchas cosas para que Neymar triunfe como él desea y puede; pues en el proyecto de Pep Guardiola, todavía vigente, él no tiene lugar. Pero no es tan fácil. A pesar de los síntomas de cansancio, el modelo actual acaba de conquistar la Liga, aspira a sumar 100 puntos y está capitaneado por los futbolistas más queridos de la historia del club, así que habrá quien no vea oportuno un cambio drástico. Es probable que ni Vilanova ni Zubizarreta ostenten esa voluntad revolucionaria. Es una posibilidad tan factible que debe ser considerada. Para Neymar sería casi injusto. Pero aún así mejoraría al Barça.
Jordi Alba y Andrés Iniesta serían sus aliados favoritos. El primero es la ráfaga que le permitiría soltarse de la banda, así como quien le liberaría de los 2×1 que afrontaría en cada lance. El segundo es su billete al paraíso. Andrés Iniesta es un formidable lector de juego que se liga a sus parejas cumpliendo todos sus deseos. Si Neymar se aburriese y quisiese bajar, Andrés compensaría como extremo para que el dibujo no se deshiciese. Si Neymar encontrase hueco en el medio y se encelase con él, Andrés se abriría del todo para que Busquets y Xavi tuviesen más terreno. Además, Iniesta y Neymar son pensamiento y desmarque. O sea, ninguno va a estar quieto mientras el otro esté parado, siempre habría uno en movimiento, lo cual de por sí refrescaría un sistema de jugo extraído. Más allá de su acoplamiento a las piezas, el fenómeno brasileño es uno de los puntas más desequilibrantes del circuito, algo que el Barça de Villa, Pedro y Alexis ha pedido a boca llena. La esperanza de un nuevo foco de fútbol que pueda realizar una acción inesperada es una novedad determinante. Y aunque contra los mejores rivales el ritmo y la horizontalidad de Xavi no ofrezca a sus extremos demasiadas ventajas, él tiene repertorio para dejar huella. Sin ir más lejos, ese tirito repentino casi sin recorrido de la pierna que suele sacarse desde el pico derecho del área valdrá noches y días. No existe un escenario en el que Neymar no mejore al Barcelona. Su calidad individual será lo mínimo.
Tito dio más importancia que nunca a la banda izquierda. El fichaje de Jordi Alba y la presencia de Cesc hicieron que el Barça montara un triángulo de gran versatilidad en ese costado, con Iniesta como pieza clave. Por habilidad y rasgos comunes, Neymar está llamado a potenciar ese triángulo. Moviéndose en poco espacio supera en agilidad y velocidad a Cesc Fábregas.
Somos afortunados. Estamos a las puertas de la temporada del Mundial de Brasil, de la fecha más grande que el fútbol ha vivido desde que México acogiese la de 1986. La estrella del organizador y la estrella global, las dos piezas llamadas a luchar entre sí como Pelé y Maradona nunca pudieron hacer, vivirán, lucharán y disfrutarán juntos durante los nueve meses previos, a un palmo de nuestros ojos. El Barça se ha llevado la joya de la corona, y debe ser responsable y fiel al compromiso que ha adquirido con él y con el propio fútbol. Debe mimarle, debe ayudarle, debe conseguir que llegue preparado. El camino será un placer. El final, si es feliz, formulará la pregunta con la que hoy sueña la camiseta azulgrana: ¿es humanamente posible detener a Messi & Neymar? David Moyes, Manuel Pellegrini, José Mourinho, Diego Pablo Simeone, Carlo Ancelotti, Jurgen Klopp y Pep Guardiola serían los guardianes de la equidad. Ya están pensando.