Expectación y locura desbordada en París, menú: apetitoso duelo de semifinales como plato fuerte y, final de dobles para el postre. El torneo va llegando a su fin y el público muestra sentimientos contrariados. Por un lado, el nerviosismo y la inquietud se hacen palpables, acercándose presurosos a las taquillas en busca de las últimas localidades; y por otro, la melancolía y pesadumbre, sabedores de que el circo de la raqueta partirá a tierras lejanas.
Con todo, los conquistadores italianos, pelotean sin mucha fuerza en una pista central abarrotada. Pocos partidos de tal magnitud habrán disputado en su carrera deportiva ambos tenistas. No se les nota excitados, tal vez la amistad ayuda, haciendo cercano el encuentro. Las apuestas daban ligera ventaja a
Fabio Fognini (
Alpujarras), la trayectoria en el torneo pesa bastante, dejó atrás rivales de envergadura.
Andreas Seppi (
Esfínter) viene de paso y se limita a disfrutar de la ciudad del amor, las noches se hacen eternas. Una vez se saludan, las amistades parecen esquivas. Empiezan los golpes de derechas. Mejor
Seppi de inicio, se encuentra cómodo en una superficie que le agrada, confiado.
Fognini parece distante, ausente… Termina el primer set y el de San Remo corre en busca del móvil, lo mira, remira y vuelve a mirar. El público no entiende. El partido avanza y
Seppi domina sin presión, últimos golpes y… victoria final. Se funden en un abrazo y parece escucharse:
Felicidades abuelo!! Entramos en la tarde otoñal parisina con las últimas luces del día, esto no para. Salen nuevos gladiadores a la arena bajo la lluvia de aplausos. La cercanía del partido anterior se esfumó hace rato, en este cupido se quedó sin flechas.
Tomas Berdych (
Tabladillo), examina minuciosamente, una por una, las diferentes raquetas. Ahora la blanca, mejor la verde, seguramente la azul me de la victoria. En el banco opuesto:
Mikahil Youzhny (
Villarroyas). El ruso de apellido impronunciable se ha colado en semifinales tras realizar unas rondas eliminatorias brillantes. Salvo la primera, donde sudó sangre para obtener el pase, el resto sin muchos sobresaltos. Meritorio torneo se esta marcando. Hoy, no lo tendrá fácil.
Berdych sirve, sin tregua, cuál ametralladora antiaérea tras oír la sirena. Pero… Cómo es posible?!
Mikahil aguanta el tornado impasible, las devuelve sin despeinarse. EL público enloquece: Hay partido. Contrariado, el checo regresa a su asiento tras perder el servicio en repetidas ocasiones. Una mirada cómplice con su entrenador le da fuerzas. Volvemos al lío. Esta vez el que toma la iniciativa es el tenista revelación, se permite incluso hacer sombra a todo un campeón tomando riesgos dignos de elogio, menudo tenis está jugando: verlo para creerlo.
Tomas no da crédito, estaba tan cerca… Ánimo
Berdych, Wimbledon está a la vuelta de la esquina!
Ya tenemos final individual, enhorabuena a los ganadores!!
Llegamos al postre con algún que otro sobresalto en la comida. Ahí están, los finalistas de dobles hacen acto de presencia agasajados por la multitud expectante.
Milos Raonic (
Parleños) y
Grigor Dimitrov (
Javiurdin) se conocen hace años, juegan de memoria, se complementan perfectamente y saben dosificar las fuerzas hasta la extenuación. Han dejado en la cuneta rivales de altos vuelos. Vienen fuertes. Al otro lado, tal vez menos compenetrados:
Ernests Gublis (
Ciutadella) e
Ivan Dodic (
Caminoreal). El torneo para ellos ha sido una alegría continuada, poco a poco, se han visto encumbrados en la final soñada. En la zona de prensa, decidieron echar la presión al rival sin olvidar la posible victoria. Jugaron con la ambigüedad en busca de un triunfo que desean como el comer. Saldrán al campo con ganas, no puede ser de otra manera. Ya están las raquetas en alto, cada pareja controla su zona.
Raonic /
Dimitrov vuelan por la pista central, están muy metidos en la final. Golpes de todo tipo con ejecuciones perfectas. Va a ser difícil que la victoria se les escape…