Creo necesario, desde mi ignorancia, intentar encontrar los motivos que propiciaron la situación actual para, una vez conocidos, empezar a buscar las pertinentes soluciones. Porque de esta manera seremos capaces de aventurarnos a desgranar los diferentes problemas que acometen nuestra sociedad y dar con su cura.
Estaremos de acuerdo con la existencia de diversos factores, entrelazados y difíciles de jerarquizar. En mi opinión, todos se subyugan y apoyan para degenerar el llamado “estado de bienestar”. Por darle un poco de forma, tomaré como punto de partida, el inicio de la crisis financiera, tal y como yo la entiendo. Simplificando: el potente mercado de EEUU, permite incentivar la economía mediante productos financieros intoxicados (generalmente provenientes de títulos hipotecarios). El tiempo va pasando y estos, debido a la celeridad del sistema globalizado, van lastrando las diversas economías de los diversos países. Los gobiernos, y las supuestas entidades regularizadoras, miran para otro lado, aún sabiendo las terribles consecuencias que se avecinan. A todo esto, antes de alcanzar el cenit, la sociedad del primer mundo (el resto sigue, y seguirá, en las penumbras hasta el fin de los días), vive en la inopia, optimizando sus recursos en busca del consumismo desmedido. Esa nebulosa ficticia, tan bien gestada y enmarañada por aquellos inmorales que mueven los hilos hasta los extremos de dominar y adormecer continentes enteros, apoyada por las políticas neoliberales (llámense como desee el lector. Pero no olvide enfocarlas a la perdida de derechos por parte de las clases menos favorecidas, flexibilización financiera a tiempos coloniales, orientación hacía el individualismo en busca de la merma de la identidad colectiva,..) ya iniciadas con anterioridad, hacen que la realidad se vuelva turbia y confusa. Una vez estalla el sistema, era de esperar, se da una vuelta de turca más. En vez de actuar de forma racional, se incentiva a los causantes del problema, léase: los bancos. Para colmo: se inyecta dinero público (hipotecando la deuda pública a manos de los piratas del siglo actual), se incentivan las políticas de austeridad (aquellas que afectan siempre a los mismos), se responsabiliza al sector público, se expolian países enteros (ahora, como son europeos, empieza a preocupar)… y lo que para mi no tiene perdón: se engaña una y otra vez, de manera deliberada, a una sociedad en fase terminal.
Así es como yo lo veo. Seguramente sin la contundencia ni fiabilidad de un economista, nunca cursé esos estudios y las asignaturas que estudié con cierto paralelismo, fueron eliminadas de mi organismo una vez aprobadas.
Con lo anterior, intento expresar la realidad que yo palpo. Para poder empezar a dar soluciones, que en mi modesta opinión pueden convertirse en realidades sin necesidad de utilizar utopías.
1.- Exigir responsabilidades a aquellos que gobiernan y toman las decisiones por nosotros, una vez les hemos dado nuestro voto. Para eso, sería necesario modificar ciertos aspectos: el sistema actual permite que se depuren responsabilidades con una facilidad pasmosa.
Para ello sería necesario modificar en primer lugar el sistema electoral. Si uno mira el resultado de las elecciones, observará que un partido con 10.830.693 votos, de un total entorno a 35.000.000 votantes, es decir con el 30,5% de los votos, obtiene la mayoría absoluta holgada para poder gobernar. Mmmm… Es para hacérselo ver, con menos de un tercio de los votos puede decidir sin contemplaciones el destino del otro 66% que no le ha votado.
Si además observamos que partidos con 1.140.242 votos obtienen una representación de 5 diputados, y partidos con 1.014.263 votos de 16, o partidos con 333.628 votos obtienen 7 diputados. Pues entenderemos que la representación obtenida no es un reflejo del pensamiento de este país. Y veremos además, que el desencanto por este sistema es evidente, al comprobar que el número de abstenciones más los votos en blanco rozan la cifra con la que el partido ganador obtiene la mayoría absoluta.
Todo esto permite que el desencanto se apodere de la sociedad española. Evidentemente esto no es casual, es forzado. De forma que, sin ningún rubor y llenándoseles la boca, nos digan una y otra vez que estamos en una democracia parlamentaria: El sistema más ecuánime y justo. Esto debería cambiarse, no es necesaria una utopía para hacerlo. Si logramos modificar este sistema electoral, conseguiremos que la abstención se reduzca, motivaremos a los votantes, es decir a la población, porque verán por fin como sus votos se traducen en realidades.
Esto permitiría un gobierno plural, rara vez se debería gobernar en mayoría. Y a su vez, se podrían tomar consensos. Exigir el cumplimiento del programa electoral, con unas leyes que no den lugar a la duda y condenen con mano dura a los partidos que así las desobedezcan. Para poder imponer sanciones y que estas se cumplan, evitando eludir responsabilidades, sería necesario además cumplir el punto siguiente.
2.- Una vez modificado el sistema electoral y sentadas las bases de una democracia representativa, sería necesario una separación de poderes. Es absurdo que el poder judicial obedezca a intereses políticos, eligiendo los cargos a dedo. Si la justicia fuese independiente, sería más sencillo dominar a la clase política de forma que sus acciones no quedasen impunes como en la actualidad. Además de generar confianza en la sociedad española, ya que las sentencias judiciales tomarían peso y serian concordantes con los delitos imputados. Las entidades financieras no podrían campar a sus anchas, los empresarios tiranos verían mermada su supremacía,… si hacemos que las leyes se cumplan, conseguiremos que los delitos disminuyan.
3.- Organismos de control independientes. Estos organismos serían los responsables de velar por los intereses de las sociedades, de todas las sociedades. Estableciéndolos tanto a nivel nacional como internacional. Serían los faros que alerten de las posibles anomalías en el sistema, tanto social como financiero.
4.- Una vez establecidas las premisas fundamentales, sería necesario volver a los valores de integridad que algún día tuvimos. Para ello, la educación y cultura deberían ser claves. De que nos vale idear un sistema, si este se deja en manos de inmorales. Este punto puede ser el más complejo, ya que el ser humano viene tarado de serie. Estas imperfecciones son visibles más en unos que en otros, pero curiosamente, la educación y los valores, limitan estas anomalías.
5.- A nivel empresarial, se debería limitar el benéfico. Es decir, no imponer unos límites a las empresas en busca de objetivos, al fin y al cabo, la lógica empresarial exige maximizar el beneficio. Pero, si vetar aquel benéfico cuando sea a costa de empobrecer a cualquier sector de población. Es razonable querer vivir mejor, y para ello ganar dinero, ahora el conseguir este capital no puede ser nunca a costa de empobrecer a tu vecino. Sería necesario establecer unos convenios firmes, una regulación honesta… Y para ello, tendríamos que incidir en el punto cuarto: valores y educación.
6.- Garantizar recursos y servicios básicos a todas las personas. De ahí que el punto cinco tome fuerza y nos devuelva al cuatro: valores y educación.
En resumen, yo creo que otro mundo es posible. No necesariamente hay que buscar utopías e iniciar esa conquista con el desánimo. Evidentemente las inercias son complicadas de cambiar, pero no imposibles!!