Loa arbitros serán malos, bueno, los habrá malos y no tan malos. Lo que también es verdad es que sentado en el sofá delante de la tele o en un campo a a 100 metros de distancia, opinar es muy fácil, pero seguro que los que tras tropecientas repeticiones ven claro ( o no, porque ni aún con ellas hay unanimidad) una acción, si estuvieran abajo con la responsabilidad de decidir, la liarían de igual manera. No me refiero a errores claros de aplicación de normas, que eso ya es harina de otro costal.
Y como siempre, no son los equipos grandes los que debieran poner el grito en el cielo contra los arbitrajes.