Que después de tantos años como capitán y buque insignia del Madrid no fuese ni de lejos de los más odiados por parte del eterno rival dice mucho en favor de él. Un gran capitán y una gran persona, reconocido habitualmente por todos. Eso solo ya dice mucho.
Como futbolista, sin estar faltado de calidad fue más de lo que habría sido de no ser por su voluntad, su inteligencia y esa gran virtud de saber estar siempre en el sitio justo y en el momento adecuado. Mucho le debe el Madrid por esas 3 Champions, más que a cualquier galáctico. Y pese a que cuando salió de la selección fue cuando le tocaba y coincidió con que empezamos a ganar, también es cierto que muchas veces no habríamos llegado donde llegamos de no ser por él.
Ojalá no vuelva al Madrid ahora metido con calzador, sino cuando salga la oportunidad de ser alguien de cierta relevancia dentro del club. Ojalá que cuando vuelva sea para tener gran peso en la dirección y en la manera de hacer merengue, no para ser otro Butragueño. El fútbol español agradecerá tener a Raúl decidiendo cosas, sea en el Madrid o en la Federación.
Por cierto, mención extra para Valdano, quien tuvo la fe suficiente para darle la oportunidad en favor del mito del Buitre. Un aplauso también para él.